Por la borda SR ®

 Lo lindo de la vida. Ese seria el titulo si tuviera que escribir un libro, seria el titulo de un capitulo, extenso capitulo sobre los viajes en bondis. Creo sin exagerar que me crié ahí arriba. Pero bueno digamos que un par de párrafos de este capitulo estarían dedicados a este echo puntual que pasa cada vez que uno se despierta tarde, esta apurado y con los nervios crispados. Esos días en los que despertas 10 minutos antes de la hora en la que se supone que tenes que estar en otro lugar que no sea tu cama, esos días en los que una tostada húmeda es tu desayuno, en los que salis poniéndote el pantalón y deseando que las llaves se hallan metido por arte de magia en la mochila. Que por alguna razón esos días el bondi llega rápido pero ¡OJO! el karma es sorete, por eso siempre duda cuando el bondi viene rápido, no vas a poder evitar la tragedia pero por lo menos vas a poder estar con cara de yo sabia ante el resto de pasajeros con cara de orto. La idea es que ese día, si, justo ese bendito día, hay una marcha, procesión, caminata, maraton y/o accidente (den suerte que ninguna de estas cosas involucra a por ejemplo: Ricardo Fort, ahí se multiplica por 4)  estando a unas digamos 6, 7 cuadras de tu lugar de destino? Cualquiera diría, ¿Qué son 6 cuadras? Pero es uno de esos días en los que no te pusiste algo cómodo en los pies como para caminar esa cantidad, y parece que nadie se da cuenta porque te cofunden con un participante de esta maraton, casi empujándote al intentar cruzar por el medio para que sigas trotando con ellos. Todo para tratar de llegar a tiempo a una lección del aparato fonador. Si, esto es a lo que denomino UN BUEN DÍA.