I my Blog.

Querido lector: Si le gustan las películas llenas de conejos cantantes, naves espaciales explosivas, o alegres animadoras está en el blog equivocado. Este blog es extremadamente alarmante, una expresión que aquí siginifica "un chico raro y su mirada citrica e irracional de este mundo, con sangre, tripas e insultos en cada entrada" Pero ustedes son totalmente libres de buscar en el siguiente blog un entretenimiento más liviano, como un capitulo de los pitufos o algo asi.

Mi vida sin Hailey III

-Hailey está muerta- dije en voz alta, inundando la habitación con mis palabras como si fuera un estruendo.
La gente normal reaccionaba ente este tipo de llamadas con violencia, ¿no? Gritaban con angustia que no podía ser cierto, y caían al suelo entre sollozos, o golpeaban la pared sumidos en en una furiosa enajenación hasta que ya no sabían si los crujidos venían del suelo o de sus puños rotos. En cambio, yo no pude hacer nada más que quedarme de pie junto a la cama, frotándome el cuello y preguntándome qué narices debía hacer. Supuse que estaba conmocionado y eso, al menos me reconfortó un poco, porque Hailey no se merecía esta patética reacción.
Mi primer instinto fue llamar a alguien. Mi primer instinto fue llamar a Hailey. Marqué el número de su teléfono, sin estar muy seguro de lo que esperaba. El contestador automático saltó de inmediato:"Hola, soy Hailey. Deja tu mensaje y te llamaré en cuanto pueda. Gracias, adiós" . Había grabado este mensaje una noche, en la cocina, y de fondo, muy vagamente, pude oír cómo Russ y yo nos reíamos con la televisión.
Había oído aquel mensaje tantas veces en los últimos años que, de hecho, hacía tiempo que había dejado de escucharlo realmente. Pero ahora escuché su voz tranquila y decidida, su tono distraído mientras se apresuraba a grabar el mensaje, el difuminado ruido de fondo de su familia riendo. Era imposible que se hubiera ido. Estaba ahí, al telefono, y sonaba exactamente igual que ella. Los muertos no tenían contestador. Oí un pitido y me di cuenta de que ahora me estaba grabando a mí.
- Hola, hermosa- dije como un estúpido, pero no pude pronunciar ninguna otra palabra, así que colgué.
Me asaltó un pensamiento terrible y egoísta, y después otro, y muy pronto llegaron a manadas, uno tras otro, como cuando sostenes la puerta a una señora mayor y, de repente, deciden entrar otras quince personas, y te quedas ahí plantado como si fueras un portero cuando lo único que querías era complacer  a una señora mayor.
¿Cómo podré soportar esto?
¿Dónde viviré?
¿Me volverá a querer alguien algún día?
Me imaginé a Hailey desnuda, saliendo del baño, sonriéndome con lujuria mientras se acercaba a la cama. ¿Habría algún día otra mujer desnuda que me sonriera así? Y justo en aquel terrible momento, supe que habría otras mujeres desnudas, y me sentí avergonzado por saberlo. Pero aun así, ¿habría alguna que me mirara como ella solía hacerlo?
Además (y esto fue lo peor, no apto para estómagos delicados), sentí una evidente punzada de alivio al saber que Hailey nunca tendría la posibilidad de dejar de quererme, que me amaría para siempre. Me sentí más hijo de puta que nunca, y eso es mucho decir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario