Y hoy resulta que ayer la princesa se hizo reina,
aquel cepillo sin dientes
hoy es el que mejor peina.
Ya no deshace el sommier
aquel amor tan fugaz,
que en ese cuarto de hotel
se declaraba inmortal.
Cuando las estrellas iluminan mi pasado
puedo verte de rodillas pidiéndome que vuelva,
hoy en mi ventana veo llover sobre mojado,
me siento un niño indefenso en medio de la selva.
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